Tendencias pospandemia: materiales más económicos sin renunciar a la estética

Aunque por momentos parezca lejano, un día la pandemia será parte del pasado, y entonces, muchas actividades que han estado detenidas volverán a funcionar. Para muchas de ellas, los cambios productivos por el parate comercial, las restricciones de circulación y otros cambios drásticos, provocarán una nueva realidad a la que habrá que adaptarse, para poder desarrollar el negocio.

Más aún, aquellas industrias más afectadas por los profundos cambios son las que están más expectantes frente a lo que vendrá. En esta línea, la construcción es una de las actividades que generan mayor esperanza por varias razones. En primer lugar, porque es la madre de todas las industrias, en el sentido de que está relacionada con otros negocios, directa e indirectamente.

Y es que, la puesta en marcha de una obra de estas características -sea pequeña o grande- activa, a su vez, otras industrias como puede ser la del transporte o la vial. Asimismo, porque cualquier tipo de mejora en un ingreso familiar o una empresa, puede traducirse en una inversión en este rubro, ya sea para ampliar un espacio o remodelarlo. Esto, a su vez, activa un montón de recursos y zonas.  Desde el empleo de una mayor mano de obra, pasando por el aumento de la demanda de las fábricas que generan insumos, hasta los negocios en sí, que se ponen en marcha una vez listo un ambiente o local, son grandes motivadores del ecosistema en su conjunto.

Por estas razones, los protagonistas de este sector, como El pimpollo confían en que una vez iniciada la vuelta a la normalidad, esta industria irá recuperando importancia y espacios. Claro que la forma en la que lo hará no será la misma y se esperan modificaciones, algunas más pequeñas y otros más duraderas.

El cambio de las rutinas en la atención a los clientes, los traslados de los materiales y su forma de instalación estarán ajustados por un tiempo a las normas de seguridad e higiene recomendadas para prevenir contagios. Distanciamiento social, cuidado de la cantidad de personas en un mismo espacio, uso de tapabocas y limpieza frecuente de las áreas comunes, serán aquí también parte del hábito.

Otra tendencia será -como es de esperar- inversiones más pequeñas y focalizadas en trabajos puntuales o urgentes y una mayor precaución y análisis a la hora de prever obras a largo plazo. Esto último no obedecerá sólo a cuestiones económicas, sino también al miedo que prevalecerá en hacer proyecciones a largo plazo. Probablemente, por un período de tiempo, este tipo de planes a más largo plazo, no serán los más comunes.

A la hora de hablar de los materiales en sí, seguramente la elección general caerá en opciones algo más económicas, por otras de mayor valor, sin renunciar a la estética o las funcionalidades. Un claro ejemplo es la elección de las cerámicas (en este enlace más información sobre este tradicional producto https://www.elpimpollo.com.ar/ceramica-banos/) por sobre otras alternativas, como el porcelanato o incluso la madera para pisos y terminaciones.

Publicado en: Blog

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